¡El sorprendente vínculo entre la forma del corazón y el riesgo de enfermedades cardiovasculares!
La simplicidad del símbolo que utilizamos para representarlo (♥) dista mucho de la complejidad del órgano y tiene poco que ver con su verdadera morfología. Un equipo internacional, liderado por científicos españoles, ha desarrollado modelos tridimensionales que capturan la forma completa del corazón a partir de imágenes de resonancia magnética. Este trabajo se ha realizado para más de 40,000 personas, cada una con una configuración cardíaca única, en momentos específicos de sus vidas. Posteriormente, examinaron las bases genéticas que subyacen a estas morfologías y, finalmente, las relacionaron—tanto la forma como la genética—con las enfermedades cardiovasculares que habían presentado esos corazones. De este modo, el equipo descubrió que los corazones con formas más esféricas están asociados con un mayor riesgo de fibrilación auricular.
“Para cada individuo, hemos creado una representación completa de su corazón, tanto del ventrículo izquierdo como el derecho, y en diástole, con el corazón relajado tras la contracción”, explica Patricia B. Munroe, catedrática de medicina molecular en Universidad Queen Mary de Londres, y una de las autoras del estudio que ha publicado la revista Nature Communications. Otros equipos habían utilizado imágenes de resonancia “para extraer medidas sencillas como el grosor de la pared ventricular o el tamaño, pero nadie había hecho una representación tridimensional así”, explica Julia Ramírez, investigadora de la Universidad de Zaragoza y también autora principal del estudio.
A partir de las 40.000 resonancias ——que en este caso provienen de UK Biobank, una enorme base de datos pública con información sanitaria y genética de medio millón de británicos—, el equipo segmentó digitalmente las imágenes de los corazones y extrajo medidas de morfología que agruparon en 11 coordenadas matemáticas que representarían su forma completa. La primera coordenada estaría relacionada con el tamaño, la cuarta con la orientación —cómo de inclinado está el corazón respecto al eje vertical—, la quinta con la esfericidad y, así, hasta la última, que determina el grosor. Habitualmente, los cardiólogos miden en las resonancias otros parámetros diferentes, que saben que tienen valor diagnóstico, como el volumen de los ventrículos, el grosor del miocardio o el tamaño de la aurícula.